CLIMBING FOR LIFE | Teppen no mukou ni anata ga iru
¿Esto es una película o un documental?
Menene Gras Balaguer
Historia, biopic o documental, Climbing for Life (2025) es uno de los veintiséis títulos que han formado parte de la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián (SSIFF) este año, fuera de concurso. El género también se aplica a películas como Franz (2025) de la directora polaca Agnieszka Holland, una coproducción de la República Checa, Alemania y Polonia sobre la vida del escritor Franz Kafka, desde el nacimiento en una Praga del siglo XIX hasta su muerte en Viena en 1924. Dos biografías en el SSIFF que separa casi un siglo y que no comparten ninguna experiencia existencial, pero que une el hecho mismo de narrar la vida de sus portadores y compartir el género biográfico.
Nunca es fácil, sin embargo, convertir una vida en un referente para una narrativa audiovisual, como la que en ambos casos se nos trata de introducir para compartir vidas como la de Franz Kafka y la de la alpinista Junko Tabei (1939-2016), la protagonista de Climbing for Life, que se hizo popular tras coronar la cima del Everest en 1975. Hace ya medio siglo, fue la primera mujer en el mundo que consiguió este logro por sí misma. Tras graduarse en literatura inglesa en la Universidad de Showa para mujeres, fundó el Club de Montaña para Mujeres (el Ladies Climbing Club, LCC) de Japón en 1969. De hecho, la no admisión de una mujer como ella en el club universitario de escaladores varones, cuyo rechazo se debía al hecho de considerar no aptas a las mujeres para este deporte, fue la razón de su obstinación por la mayor parte de sus desafíos y por liderar las expediciones en las que alcanzar el objetivo siempre fue lo primero, aunque esto significara en muchas ocasiones poner en riesgo su propia vida.
Junko Tabei se casó en 1965 con Masanobu Tabei, un escalador que conoció en una de sus expediciones y con el que tuvo una hija, Noriko, y un hijo, Shinya, aunque la maternidad nunca la disuadió de seguir practicando este deporte, que para ella fue siempre una prioridad. Durante un tiempo subió montañas como el Monte Fuji en Japón y el Cervino en los Alpes suizos, y después de alcanzar la cumbre Annapurna el 19 de mayo de 1970, el LCC decidió abordar el Monte Everest. Cinco años haciendo preparativos para encontrar financiación, fabricar el material que era necesario para resistir a las condiciones atmosféricas y bajas temperaturas de la montaña, y obviamente el entrenamiento físico de sus miembros. La expedición contó con quince mujeres, dos de ellas madres, que decidieron afrontar juntas el desafío. El equipo integrado sólo por mujeres viajó a principios de 1975 a Katmandú y en mayo ya habían establecido el campamento a 6300 metros de altitud, aunque cuando se disponían a iniciar la escalada una avalancha enterró al equipo de mujeres y sus guías. Pese a que pudo morir sepultada por la nieve, su sherpa consiguió salvarla y doce días después, el 16 de mayo de 1975, se convirtió en la primera mujer en llegar a la cumbre del Everest.
Junji Sakamoto (Osaka, 1958), que ha dirigido esta película, no solo ha querido reconstruir la vida real de la primera mujer en el mundo que coronó el Everest, Junko Tabei, sino seguir a la protagonista en la vida cotidiana de esta otra mujer a la que se diagnostica un cáncer en 2012 y muere e 2016. Sakamoto aborda la complejidad de una vida que comparte la pasión por la montaña y la familia, hasta el final de sus días. Pude ver la película en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, donde se presentó la premiere mundial el 19 de septiembre, formando parte de la Sección Oficial. El 27 de octubre inaugura el Tokio International Film Festival (TIFF) y tendrá su lanzamiento en las salas de cine de Japón el 31, cuatro días después. Antes, no obstante, el 29 de octubre inaugurará el Asian Film Festival Barcelona (AFFBCN).
Sakamoto ha dirigido con esta película su largometraje número 31, habiendo iniciado su trayectoria como cineasta en 1989. Cuando le pregunté por qué esta película, me dijo que había sido una idea de la actriz que hace el papel de protagonista, Sayuki Yoshinaga, que fue quien le contó la historia de Junko Tabei a la que conoció personalmente y sigue admirando tras leer su libro My Mountain Life – Up and Down, sobre el que Riko Sakaguchi ha realizado el guion. Yoshinaga desempeña el primer rol de un reparto exigente y bien dirigido, y fue ella efectivamente, que ya había trabajado con Sakamoto hacía trece años en A Chorus of Angels (2012), y que hasta ahora ha actuado en casi 125 películas, la que le contagió su interés por esta figura. Objeto de admiración popular como ejemplo de superación y éxito al coronar la cima del Everest, para Yoshinaga parecía importante no olvidar su aportación contra los estereotipos de género, en un mundo aún tan masculino como el de entonces, en el que la igualdad y la paridad eran impensables. Así que compartió con Sakamoto la idea de rendir homenaje a esta mujer que se preocupó por la condición de todas las mujeres, demostrando que todas podemos siempre y que la defensa de su libertad no se puede cuestionar. Esta gran actriz consigue hacer feliz a su personaje como si fuera ella misma gracias al gran poder de comunicación que se desprende de su actuación. Haber recibido cuatro veces consecutivas el premio a Mejor Actriz de la Academia de su país, y que sea la única que lo ha merecido hasta ahora, no es una banalidad. El hecho de abarcar toda una vida ha obligado también a contar con otra gran actriz, para abordar la primera etapa de una trayectoria, que empieza y acaba en la montaña para Junko Tabei incluso tras recibir en 2012 el diagnóstico la enfermedad que acabó con ella. Se trata de Rena Nonen, cuya interpretación encuentra continuidad naturalmente y sin artificio en la de Yoshinaga. Se suman al reparto grandes intérpretes como Koichi Sato y Asuka Kudo para interpretar a Masaaki Tabei, el marido de Junko Tabei, y Ryūya Wakaba y Fumino Kimura, interpretando respectivamente a sus dos hijos Shinya Tabei y Noriko Tabei.
Junko Tabei se convirtió en un mito, no sólo por alcanzar la cima del Everest, sino por haber seguido afrontando el reto y llegar a ser la primera mujer que coronó las llamadas Siete Cumbres en 1992 tras alcanzar la cima del monte Vinson, la montaña más alta de la Antártida, entre 1990 y 1991. De la misma manera que en 1992 alcanzó la cima de Puncak Jaya de Indonesia, sin abandonar la investigación de ciertos fenómenos naturales ni la lucha contra la degradación ambiental, a causa de la contaminación del aire y el agua, el efecto invernadero causado por la acumulación de gases derivada de la quema de combustibles, la deforestación y el cambio climático, ante el impacto que todo esto tiene en la salud humana. En este sentido, como directora del Himalayan Adventure Trust of Japan, una organización mundial, trabajó para preservar todos los entornos naturales, en particular las montañas, participando personalmente en expediciones de limpieza y gestión de residuos en entornos que ella conocía tan bien, con el objeto de hacer sensible la necesidad de un desarrollo sostenible de cara al futuro de nuestro planeta.
Sakamoto explicaba durante la conversación que mantuvimos en San Sebastián que los preparativos para hacer esta película no fueron fáciles. Sobre todo, teniendo en cuenta las condiciones atmosféricas y las bajas temperaturas del lugar donde correspondía hacer el rodaje. Para hacer verosímil el relato, aquellas debían ser extremas y cualquiera que fuera la ubicación, el Everest debía ser reconocible de una manera u otra. Si el ascenso al Everest se rodó en el Monte Fuji, no fue hasta la segunda expedición que el equipo de rodaje logró empezar a trabajar. El primero fue un intento fallido, y tanto el director como actores y actrices, al igual que el equipo técnico, tuvieron que retroceder al no ser capaces de afrontar las adversas condiciones climáticas a las que debían hacer frente. La película, no obstante, se acabó realizando con éxito, tras superar todos los obstáculos y las dificultades que presentaron las exigencias del rodaje. Okiku and the World (2023), la penúltima película de Sakamoto, formó parte de la programación del Asian Film Festival Barcelona (AFFBCN) ese mismo año, y Face (2000) se presentó en el SSIFF en el año 2000.
La pregunta que forma parte del subtítulo de este texto es muy recurrente, como dijo José Luis Guerin en la ceremonia de entrega de premios de la presente edición del festival de San Sebastián, al recibir el Premio del Jurado, porque parece como si un documental no fuera para algunos públicos una película, sino otra cosa que nunca igualará a una película de verdad. Esto afortunadamente carece de sentido plantearlo en producciones como Climbing for Life, que es un auténtico reto cinematográfico. La película, por último, narra la historia de Junko Tabei, la primera mujer que, rompiendo los estereotipos de género, alcanzó en 1975 la cima del Everest y en 1992 coronó las Siete Cumbres. Y es además el relato de una vida marcada por la lucha conta la degradación ambiental y el rescate de la montaña para un futuro sostenible.


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